CON UN LATIDO DEL RELOJ

...Me kedo en el umbral, con los brazos apoyados en el marco de la puerta, unos leves destellos de luz me acarician y se marchan definitivamente, dejando el camino sin piedras a la noche, que lo inunda todo, incluso mis ojos, que ya no son de fuego, sino de un tono tan negro que absorben el color de cualquier objeto. Los bichejos han aparecido de nuevo, corretean por las paredes, dan saltos, fingen estar distraídos. En realidad esperan el momento en el que vuelva a mi asiento para devorar sus patas, y
luego a mí; sonríen seguros de su victoria, calculando el instante preciso para atacar, aunque no les haga falta, pues ya estoy vencido. Grito hacia afuera de la habitación para que vuelva la sombra, quiero verle la kara antes de ke los bichejos empiecen la sangría, pero mi voz se pierde en el vacío. Los noto acercarse por todas partes: quieren cobrar su deuda y yo se la voy a pagar con creces. Estoy a punto de entregarme a ellos cuando una ráfaga de viento entra por la puerta despegándolos de mi, limpiándome sus viscosas huellas. Tengo la sensación de que las paredes se van estrechando y reducen la habitación hasta ke solo quedamos la puerta y yo.Casi sin entenderlo la atravieso. He salvado los muebles, eso sí; no ha perecido ni uno en la habitación. Ahora estoy descendiendo o ascendiendo, no lo sé, por algún sitio. Voy perdido pero libre, busco unos ojos. Sólo una casualidad podrá desatar una reacción.



extraído del relato CON UN LATIDO DEL RELOJ
JOE EZTRUMMER 2008
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